3 consejos de Kiyosaki

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Tal vez para ti un complejo de 300 apartamentos con valor de 17 millones de dólares es una inversión muy grande, para otros puede ser una inversión pequeña. Para Kim y para mí era una inversión colosal hace 10 años, pero dentro de otros 10, estoy seguro de que la consideraremos pequeña. Kim, Ken y yo ya estamos planeando involucrarnos en proyectos mucho más desafiantes. Con Donald Trump estoy pensando en un proyecto masivo que romperá estándares en un decenio, se ubica muy cerca de mi hogar.

El tamaño y la cantidad en dólares de los proyectos los mencioné sólo para ilustrar tres cuestiones:

1. Haber nacido pobre y carecer de educación financiera no significa que no puedas volverte rico.Muy poca gente nace con suficiente dinero para comprar un complejo de apartamentos de 17 millones de dólares, y prácticamente nadie nace con inteligencia para adquirir, financiar y administrar ese tipo de propiedad por sí mismo. Quiero decir que la carencia de dinero o educación financiera no es una excusa para no comenzar. No obstante, hay millones de personas que dejan que esos factores se interpongan en su camino y sencillamente no dan el primer paso. Si acaso lo dan y cometen un error, fracasan, pierden dinero o se meten en problemas, la mayoría se da por vencida. Es por eso que para millones de personas un proyecto de 17 millones siempre será grande, mucho más grande que sus sueños.

2. Comienza con poco y con mucha cautela. La primera inversión de Kim en 1989 fue una casa de dos recámaras y un baño en Portland, Oregon, con valor de 45 mil dólares. Pagó cinco mil como enganche y obtuvo 25 dólares al mes. Estaba muy nerviosa cuando dio su primer paso, pero ahora un complejo de apartamentos de 17 millones le resulta aburrido. Kim está lista para proyectos de mayor envergadura.

En 1977 Ken McElroy comenzó con un condominio de dos recámaras y dos baños en Scottsdale, Arizona. Le costó 115 mil dólares y como enganche dio 23 mil. Obtuvo 50 dólares mensuales en flujo de efectivo. Actualmente controla un portafolio de bienes raíces valuado en cientos de millones de dólares.

Yo compré mi primera propiedad para inversión en 1973 y no tenía dinero extra para invertir. Todavía estaba en la Marina y acababa de comprar mi primera casa. En vez de dejar que un salario bajo y la falta de dinero me detuvieran, me inscribí en un curso sobre inversión en bienes raíces que me costó 385 dólares. En pocos meses adquirí, por un precio de 18 mil dólares, mi primera propiedad como inversionista: un condominio de una recámara en la isla Maui. La propiedad se estaba rematando y el banco estaba desesperado por deshacerse de ella; incluso dejaron que el enganche de dos mil dólares lo pagara con mi tarjeta de crédito. La propiedad me brindó 35 dólares mensuales tras pagar la hipoteca y la deuda en la tarjeta, lo que equivale a una ganancia infinita porque me habían prestado el 100 por ciento del dinero. Cuando le demostré al banco que podía administrar la propiedad, me autorizó a comprar dos más y así se inició mi carrera como inversionista.

Aproximadamente un año después vendí cada una de las tres propiedades por 48 mil dólares y pude mantener en mi bolsillo cerca de 90 mil. Nada mal para una inversión de 385 dólares en el seminario y los pagos de una tarjeta de crédito.

Aunque en aquel momento lo hice, no recomiendo a nadie utilizar tarjetas de crédito para dar enganches. Lo que sí recomiendo es leer libros y asistir a seminarios antes de invertir. The Rich Dad Company ofrece seminarios intensivos sobre inversiones porque creo que el poder de nuestra mente es la herramienta más importante de apalancamiento que tenemos.

Contamos con entrenadores fabulosos para nuestros seminarios. Tengo que admitir que son mejores maestros que yo, están más enfocados y son muy meticulosos con la forma en que presentan la información y los contenidos. Están bien entrenados, orientados a la obtención del éxito y, sobre todo, predican con el ejemplo. La mayoría de los estudiantes nos reportan que nuestros cursos les mostraron un mundo de nuevas oportunidades, de formas diversas de volverse libres económicamente para cambiar sus vidas para siempre. Puedes obtener más información en nuestro sitio: Richdad.com.

3. Sueña en grande. Casi todos sabemos que los niños deben soñar, y sucede igual con los adultos. Como pareja, Kim y yo tenemos grandes sueños, gracias a ellos nuestro matrimonio es rico, joven y divertido. Los proyectos de inversión más grandes nos permiten aprender, trabajar en equipo y crecer juntos. En lugar de gastar lo menos posible, soñamos en grande, aprendemos e invertimos con cautela para gastar más. No se trata sólo de dinero, sino de la vida misma. Kim y yo creemos que dejar de lado nuestros sueños es una tragedia.

IQ financiero de Robert Kiyosaki

Saludos y Mucho Éxito!
Armando